La insuficiencia renal crónica y sus causas
El cuerpo humano posee dos riñones, uno a cada lado del cuerpo, con un tamaño aproximadamente de un puño. Su función principal es filtrar la sangre para eliminar desechos y exceso de agua a través de la orina. Otras de las funciones es mantener el equilibrio químico del cuerpo, ayudar a controlar la presión arterial y producir hormonas.
Cuando se produce un deterioro progresivo e irreversible de la función renal hablamos de insuficiencia renal crónica. Los riñones, al no poder filtrar la sangre como debiera, hace que los desechos se acumulen en el organismo causando problemas que afectan a la salud como es la hipertensión arterial y la diabetes.
En las primeras etapas de la enfermedad los síntomas son mínimos o inexistentes y, cuando se detecta, puede que la función renal esté ya muy avanzada. El daño renal se produce lentamente a lo largo de los años.
La enfermedad renal crónica puede llegar a ser mortal si no se realiza diálisis (filtraciones artificiales) o un trasplante renal.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la insuficiencia renal crónica pueden ser sutiles y en muchos casos se detecta en un simple análisis. Los síntomas más comunes son:
- Cansancio crónico: se debe a la anemia que produce la falta de una hormona llamada eritropoyetina (EPO) y que es la responsable de la producción de glóbulos rojos que son los que transportan oxígeno. Cuando los riñones no funcionan correctamente, los niveles de EPO son bajos y, por lo tanto, también los glóbulos rojos que transportan oxígeno, haciendo que los músculos y el cerebro se cansen antes.
- Sensación de frío: como consecuencia de la anemia.
- Falta de aire después de un esfuerzo normal: como consecuencia de la anemia o también por acumulación de líquido en los pulmones.
- Debilidad: cuando se tienen bajos los niveles de oxígeno en sangre hay falta de memoria, concentración, mareos y debilidad.
- Picor y quemazón en la piel: por acumulación de los desechos no eliminados en la sangre.
- Edemas en manos, pies, tobillos, piernas y cara: por acumulación de líquido.
- Sabor metálico de la comida: el responsable de este sabor es un desecho no eliminado llamado uremia. La uremia también es la responsable del olor a amoniaco del aliento.
- Molestias gástricas: el aumento de los niveles de urea es la principal causa de las náuseas, vómitos y dolor de estómago.
- Levantarse por la noche para orinar varias veces.
- Menor volumen de orina que a veces contiene sangre.
- Alteración de iones como fósforo y potasio que ven aumentados sus niveles.
- Problemas de huesos por la disminución de los niveles de vitamina D.
- Hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
Mejor forma de tratar la insuficiencia renal
El tratamiento de la insuficiencia renal se basa en:
- Tratamiento farmacológico: como el uso de medicamentos para la hipertensión, diuréticos, suplementos de calcio, vitamina D, eritropoyetina, fármacos que reducen la absorción de fósforo y de potasio.
- Tratamiento sustitutivo:
- Diálisis: se realiza cuando la función de los riñones está entre un 10 y un 15% y ya no son capaces de excretar las toxinas y el exceso de agua de la sangre. El paciente depende de una máquina que realiza ese trabajo de filtración y eliminación. Es una terapia de espera hasta que se pueda hacer un trasplante renal o como única medida de apoyo en caso de no ser posible el trasplante.
- Trasplante renal: se trata de un procedimiento quirúrgico para colocar un riñón sano de un donante vivo o de fallecido. La persona trasplantada debe tomar medicación diariamente para evitar que el sistema inmune rechace el nuevo órgano.
Diferentes grados de insuficiencia renal
La enfermedad renal crónica tienen varios estadios dependiendo del volumen de filtrado:
- Fase temprana con funcionamiento renal normal con un volumen de filtrado de más de 90%.
- Fase temprana con pérdida de función renal leve cuando el volumen de fluido filtrado se sitúa entre un 89 a 60%.
- Fase pérdida de función renal moderada: el volumen de fluido filtrado está entre un 30 y 59%.
- Fase tardía o pérdida grave de función renal: en esta situación se sitúa el volumen de filtrado entre un 15 y 29% y además se debe ir valorando tratamiento de diálisis o trasplante renal.
- Insuficiencia renal crónica: el volumen de filtrado se sitúa por debajo de 15% y se considera la fase terminal de la enfermedad y su tratamiento es diálisis, trasplante renal o cuidados paliativos de apoyo sin diálisis.