Dislexia: qué es y cómo detectarla

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La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que se caracteriza por un deterioro en la capacidad de reconocer palabras, escasa comprensión y lectura lenta e insegura. Afecta a la parte del cerebro que procesa el lenguaje.

La dislexia supone una dificultad para leer, debido al problema de no identificar los sonidos del habla y su relación con las letras y palabras, es decir, tienen dificultades para decodificar palabras. Las personas disléxicas suelen invertir las letras al escribir, aunque sepan deletrearla, escribirlas al revés o invertidas, de la misma manera que al leer invierten o confunden mentalmente las letras.

Se trata de un trastorno del neurodesarrollo y se calcula que a 1 de cada 10 niños afectado les produce fracaso escolar. Por ello, es importante una detección precoz para poder recibir apoyo escolar e incluso estar incluido en programas de enseñanza especializada. En algunos casos no es diagnosticada hasta la edad adulta. Las personas con dislexia tienen una vida y una inteligencia normal y no está relacionada con ningún problema físico, sensorial o motor.

No se conoce la causa, pero se sabe que puede tener un origen genético y/o que la anatomía y actividad cerebral, en las áreas relacionadas con la lectura, es diferente a las demás personas.

Cómo detectar la dislexia
La dislexia no se puede diagnosticar hasta aproximadamente los 8 años de edad, debido a que la discrepancia de lectura debe ser como mínimo de 2 años y, para ello, se evalúan los procesos cognitivos que están implicados en la lecto-escritura, como:

  • Posibilidad de leer palabras frecuentes, poco frecuentes y complejas
  • Velocidad en la lectura
  • Abandono de la lectura por cansancio y aburrimiento
  • Procesamiento sintáctico de las oraciones
  • Nivel de acceso a los contenidos semánticos del texto
  • Facultad para integrar nuevos conocimientos en la memoria remota
  • Capacidad de acceder y organizar los nuevos contenidos. No diferencia lo principal de lo secundario
  • Cabida para copiar palabras con un trazo correcto
  • Capacidad para escribir un dictado sin errores ortográficos y sin omisión o inversión de letras
  • Letra legible y de tamaño adecuado
  • Capacidad de reflejar conocimientos a través de la escritura
  • Mejor integración de la imagen que de la palabra

Síntomas de la dislexia en adultos
Los adultos que no han sido diagnosticados en la infancia, tienen más complicado el tratamiento y pueden presentar síntomas como:

  • Dificultad para concentrarse y memorizar cosas
  • Falta de estrategias y técnicas para el estudio
  • Dificultad para encontrar la palabra con la que quiere expresarse
  • Problemas entre la izquierda y la derecha
  • Autoestima baja
  • Letra difícil de entender
  • Dificultades en la organización
  • Dificultades en las matemáticas

Síntomas de la dislexia en niños
Una vez se ha descartado cualquier alteración, visión o capacidad motriz de audición, se debe acudir a un psicólogo, especialista en lectura, pedagogo o logopeda para la realización de un estudio que confirme el diagnóstico. Un diagnóstico precoz evita problemas conductuales, de adaptación y fracaso escolar.

Los síntomas en niños pueden ser:

  • Dificultad para leer palabras u oraciones sencillas
  • Invertir palabras de manera parcial o total (por ejemplo, decir “saco” en vez de “cosa”)
  • Escribir una misma palabra de maneras diferentes
  • Invertir letras con “b” por “d” o “d” por “b”
  • Dificultad para ver que la palabra está mal escrita
  • Cometer fallos ortográficos raros (como “patola” en vez de “pelota”)
  • No ser capaz de copiar bien una palabra que está viendo
  • Confundir las palabras, aunque conozca su significado
  • No distinguir la derecha y la izquierda

Cómo se cura la dislexia
La dislexia es un trastorno crónico que no tiene manera de corregirse y que dura toda la vida. Con una actuación a tiempo desde la infancia, se puede asegurar una mejora de los síntomas y evitar el fracaso escolar. Aunque se haya recibido tratamiento durante la infancia, en la etapa adulta se debe seguir realizando el esfuerzo y aprendizaje. El tratamiento debe ser individualizado y, sobre todo, promover la autoconfianza:

  • Técnicas educativas: aprender a reconocer y a usar los fonemas.
  • Entender que todas las letras tienen sonidos y saber diferenciarlas (fonética).
  • Comprender lo que se ha leído.
  • Leer en voz alta para coger soltura y velocidad.
  • Realizar un vocabulario con las palabras conocidas y comprendidas.

En niños es muy importante detectar cuál es la dificultad de cada uno en particular para poder diseñar una serie de actividades concretas. Los padres deben ayudar al niño a realizar las tareas de lectura y comprensión con libros que sean de su interés, procurar que la lectura sea en voz alta para poder detectar los errores y que incluya lectura de sílabas complejas.

Es recomendable fomentar el juego durante las actividades de las terapias, como los de palabras tipo Scrabble. En adultos, llevar a cabo un tratamiento es más complicado y requiere siempre la ayuda de un especialista. Se debe trabajar tanto en el campo relacionado con la lectura y escritura (comprensión, expresión y ortografía), como en los síntomas emocionales de frustración, baja autoestima, ansiedad o tristeza que aparecen a lo largo de su vida personal y que es muy importante tener en cuenta para poder trabajar de manera satisfactoria.



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