El síndrome de Tourette o de Gilles de la Tourette (neuropsiquiatra que describió la enfermedad a finales del siglo XlX) es un trastorno neurológico que se manifiesta en forma de tics como movimientos o sonidos fuera de lo normal y sin ningún control sobre ellos, parpadear repetidamente, carraspear, arrugar la nariz, etc. durante más de un año.
Se desconocen las causas y comienza en la infancia empeorando con la adolescencia. En la mayoría de los casos no requiere tratamiento, debido a que los síntomas no son molestos y se pueden controlar después de un tiempo, aproximadamente unos 10 años.
Es más frecuente en niños que en niñas.
El síndrome de Tourette puede causar problemas para el bienestar físico, mental y emocional de los niños y, conocer bien este trastorno y asegurar un buen diagnóstico puede ayudar a que los niños puedan llevar una vida saludable y de bienestar.
Los tics pueden ser de dos tipos:
- Motores: en los casos más leves pueden ser sacudidas de cabeza, muecas faciales o encogimiento de hombros. Más complejos serían tocar cosas o a personas, dar saltos, olfatear, moverse dando saltos. Y, en los casos más graves, sería la autolesión como morderse o golpearse.
- Vocales: se presenta como carraspeo, chillidos, chasquido de lengua, etc. En los casos más complejos puede ser la coprolalia o palabras ofensivas. También frases o palabras fuera de contexto.
¿Cuál es la causa del síndrome de Tourette?
No se sabe con exactitud cuáles son las causas del síndrome de Gilles de la Tourette, pues se trata de un trastorno complejo en el que pueda estar presente la combinación de varios factores tanto genéticos como ambientales. También las sustancias químicas encargadas de la neurotransmisión de los impulsos nerviosos del cerebro como la serotonina y la dopamina pueden también estar involucradas en este síndrome.
Hay que tener presente la posible relación con una serie de factores de riesgo como:
- Nacimiento:
- Bajo peso al nacer
- Tabaco y alcohol durante el embarazo
- Infecciones estreptocócicas
- Complicaciones durante el parto
- Antecedentes familiares:
- Tener a un familiar con el síndrome de Tourette o de otro trastorno de tics puede aumentar el riesgo de poder desarrollarlo
- Sexo: siendo hasta cuatro veces más probable en hombres que en mujeres
Cómo se diagnostica el síndrome de Tourette
El diagnóstico se debe hacer cuando el niño presenta tics deferentes durante más de un año, es decir, varios tics de tipo motor y al menos uno vocal.
No existe un análisis específico para diagnosticar el síndrome de Tourette. Solo es posible su diagnóstico a través de un examen físico, antecedentes familiares e historia clínica.
En determinados casos se requiere un estudio radiológico de resonancia magnética, T.A.C, electroencefalograma o análisis de sangre para descartar cualquier otra patología similar a este síndrome.
Tratamiento del síndrome de Tourette
Aunque no existe una cura para este trastorno, si hay una serie tratamientos para poder controlar los tics y que estos no sean dolorosos, causen lesiones o interfieran en los estudios, vida social o laboral causando estrés.
Un primer paso es informar a los compañeros, amigos y docentes acerca de este trastorno para aumentar la comprensión y así evitar burlas y estrés.
El tratamiento se centra en los síntomas, cuyo objetivo es poder reducirlos o suprimirlos para favorecer la adaptación del niño y favorecer su desarrollo. Los principales fármacos utilizados son los neurolépticos, cuya mejoría se observa en el 60-80% de los niños tratados. El tratamiento debe ser individualizado y con un seguimiento para poder evaluar la mejoría de los síntomas sin la aparición de reacciones adversas. Otros medicamentos utilizados son los que disminuyen o bloquean la dopamina, los utilizados para tratar el déficit de atención, antidepresivos o los anticonvulsivos. También se pueden recomendar las inyecciones de botulina (Bótox) en los músculos afectados por el tic para disminuir las contracciones musculares.
Otro tipo de tratamiento es la terapia que puede ser:
- Terapia del comportamiento: para ayudar a controlar los tics, identificar impulsos premonitorios y aprender a moverse voluntariamente de manera que sea incompatible con el tic.
- Psicoterapia: que ayuda a afrontar el síndrome de Tourette y los problemas que acompaña como depresión, ansiedad, déficit de atención con hiperactividad u obsesiones.
- Estimulación cerebral profunda: sobre todo en aquellos tics más graves que no responden a otros tratamientos. Consiste en implantar un dispositivo en el cerebro para estimular de manera eléctrica la zona específica que controla el movimiento.
Los tratamientos empleados en el síndrome de Tourette ayudan al paciente a:
- Comprender la situación y tratarla de manera más funcional
- Disminuir la ansiedad y el estrés
- Aprender a lidiar con las emociones
- Mejorar la asertividad
- Desarrollar habilidades para el manejo de la ansiedad