Los niños son más susceptibles a las infecciones debido a que su sistema inmunológico está todavía en desarrollo y, por lo tanto, son más vulnerables a las infecciones. En la adolescencia, el sistema inmune se estabiliza y se deja de ser tan propenso a las infecciones.
Durante la
infancia, se tiende a compartir juguetes, chupetes, cubiertos y cualquier objeto que pueda estar infectado, de manera que, la propagación de las infecciones es más rápida. A esta edad, los hábitos de higiene son escasos, lo que también contribuye al contagio de las infecciones.
El modo en que se produce el contagio de un niño a otro es por vía oral, siendo las más frecuentes las producidas por virus y bacterias, que dan lugar a diarreas o problemas respiratorios, principalmente.
¿Cuál es la causa de estas infecciones?
La causa de las infecciones suele ser provocada por virus, bacterias, hongos y parásitos. A lo largo de la etapa infantil, estos gérmenes ayudan a desarrollar anticuerpos que nos protegerán en el futuro y nos permitirán mantenernos sanos.
¿Cuáles son las enfermedades más comunes en niños?
Hay una serie de enfermedades que se dan con mayor frecuencia en la infancia:
- Varicela
- Sarampión
- Rubeola
- Parotiditis
- Eritema infeccioso
- Amigdalitis
- Otitis
- Infecciones urinarias
- Rinofaringitis
- Giardiasis
- Bronquitis
- Dermatitis
- Gastroenteritis
¿Cuáles son las infecciones más frecuentes?
Las infecciones más frecuentes que pueden presentar los niños son las infecciones del sistema digestivo como la gastroenteritis, las relacionadas con el sistema respiratorio como los resfriados comunes, infecciones de la piel como las dermatitis o las que afectan al tracto urinario como las infecciones de orina.
¿Cómo prevenir las infecciones?
Por lo general, los niños enferman más durante el periodo escolar o de escuela infantil que en la época de vacaciones, debido a que la exposición, propagación y el contagio de gérmenes es más rápida.
Se deben seguir una serie de recomendaciones preventivas ante las infecciones:
- Garantizar una alimentación adecuada, sana y equilibrada. Los alimentos que deben consumir los niños tienen que contribuir al buen funcionamiento del organismo y, sobre todo, del sistema inmunológico. Para ello, deberá realizar 5 comidas al día que aseguren un aporte energético como son las verduras, frutas, legumbres, lácteos, pescados y carnes blancas. Tiene que ser rica en minerales y vitaminas, sobre todo, C, D, B1 y B6. El exceso de azúcar, sal, grasas y bollería industrial se debe evitar.
- Asegurar un descanso reparador para que recupere fuerzas y ayude a mejorar la capacidad de aprendizaje y atención. Tener un buen descanso nocturno refuerza el sistema inmune. Durante los primeros 4 años, el descanso nocturno debe ser de unas 11 horas diarias.
- Seguir el calendario de vacunación oficial y en las fechas establecidas para asegurar una correcta inmunidad y evitar el riesgo de contraer una enfermedad.
- Cumplir una serie de medidas básicas de higiene como enseñarles a que deben lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño. Evitar los espacios cerrados con otros niños enfermos y, para ello, no se debe llevar a los niños enfermos al colegio o escuela infantil para que no se propaguen las infecciones.
- Hacer un lavado frecuente de los juguetes o enseres de los niños, ya que suelen llevarlos a la boca de manera constante.
- Ventilar diariamente las habitaciones de la casa para renovar el aire e intentar mantener una temperatura adecuada y que el ambiente no sea seco, así como evitar los cambios bruscos de temperatura.
Tratamiento de las enfermedades en niños
Cuando un niño enferma, debe ser un especialista médico o pediatra quien decida qué medicación o qué antibiótico es el que se debe administrar. Se tiene que hacer un uso responsable de los antibióticos para evitar futuras resistencias a ellos y, por lo tanto, dejen de ser efectivos en determinados casos. Es decir, el uso de los antibióticos debe ser beneficioso y no ser un riesgo para la población, especialmente, la infantil.
- Infecciones causadas por un virus como es el caso de los procesos catarrales, gástricos o cualquier tipo de viriasis. En estos casos, no está indicado el uso de antibióticos por no ser efectivos. El tratamiento está dirigido a atajar los síntomas como podrían ser la fiebre, dolor, tos o los vómitos por medio de antipiréticos, analgésicos o antieméticos.
- Infecciones bacterianas: una vez confirmado que la causa es producida por una bacteria, el pediatra debe elegir de manera adecuada el antibiótico de menor espectro posible, la dosis exacta que se debe administrar en función del peso del niño, la pauta a seguir y asegurar que se cumplan las horas a las que se debe administrar, así como el tiempo que debe durar el tratamiento en base al antibiótico elegido.
- Infecciones por hongos: como es el caso de la tiña o las candidiasis. El uso de antimicóticos de elección suele ser, generalmente, por vía tópica, a través de la piel.
- Infecciones por parásitos: como, por ejemplo, las lombrices. Se usan antiparasitarios por vía oral.