La ecografía es una técnica diagnóstica por imagen que utiliza ondas sonoras, llamadas ultrasonidos, para crear imágenes para estudiar y valorar el desarrollo del feto durante el embarazo. Es una prueba segura tanto para el bebé como para la madre al no emitir ningún tipo de radiación.
Se trata de la prueba más importante para verificar que el proceso del embarazo marcha adecuadamente.
A través de la ecografía se puede valorar si la gestación es única o múltiple, la actividad cardiaca y poder asegurar si el feto está vivo. Según los protocolos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, se recomiendan tres estudios ecográficos durante la gestación. La primera al final del primer trimestre (12 semanas) para comprobar la edad gestacional y el estado de la placenta. La segunda a las 20-22 semanas para comprobar el desarrollo del bebé. Y la tercera a las 33-34 semanas para comprobar el crecimiento fetal.
Los diferentes tipos de ecografía fetales pueden ser:
- Ecografía trasvaginal: se utiliza durante las primeras semanas de gestación y consiste en colocar un dispositivo en la vagina llamado transductor.
- Ecografía bidimensional o 2D: se ve la imagen en colores grises poco nítida pero aporta mucha información para detectar cualquier malformación o anomalía.
- Ecografía tridimensional o 3D: ofrece una imagen clara y con más resolución del bebé. Hay una modalidad que es poder grabar y ver al bebé en vídeo (4D).
- Ecografía Doppler: permite estudiar la circulación sanguínea por las diferentes cavidades cardiacas del bebé y su corazón. También aporta información sanguínea de la placenta.
¿Qué detecta una ecografía durante el embarazo?
A través de la ecografía se obtienen diferentes datos del estado y desarrollo del feto y de la placenta. La información que obtiene el profesional médico que realiza la ecografía consiste en:
- Confirmar el embarazo y la ubicación para descartar embarazos ectópicos, es decir, los que se desarrollan fuera del útero.
- Determinar la edad gestacional del bebé para fijar la fecha del parto y el seguimiento de determinados momentos importantes a lo largo del embarazo.
- Confirmar el número de fetos.
- Seguir el crecimiento del bebé así como los movimientos, la respiración y la frecuencia cardíaca.
- Estudiar la placenta y el líquido amniótico.
- Identificar malformaciones, anomalías o defectos congénitos tanto en el feto como en la placenta.
- Investigar complicaciones.
- Realizar estudios prenatales como punción para amniocentesis y análisis de vellosidades coriónicas, entre otras.
- Determinar la posición fetal antes del parto y valorar las opciones de parto.
¿Cuántas ecos se pueden hacer durante el embarazo?
Durante el embarazo se recomienda realizar tres ecografías. La primera entre las 11-13 semanas, la segunda entre las 20- 22 semanas y la tercera hacia la semana 34.
Sin embargo, cuando el embarazo es de alto riesgo, el número de ecografías varía. Si el embarazo es múltiple, se recomienda una ecografía cada 3-4 semanas. En caso de malformaciones o presencia de riesgo tanto para la madre como para el bebé, se harán las ecografías que sean necesarias.
¿Qué detecta la translucencia nucal?
La translucencia nucal es una ecografía que se realiza entre las semana 11 y 14 para detectar posibles enfermedades cromosómicas, cardiacas y linfáticas, entre otras. Se realiza para determinar:
- Un espacio anatómico en la región de la nuca del bebé donde se acumula líquido de forma fisiológica y transitoria. Los bebés con mayor acumulación de líquido confirma una enfermedad cromosómica.
- Hueso nasal: se observa la presencia o ausencia del hueso nasal y, en caso de estar ausente, determina que el bebé padece un trastorno genético llamado trisomía, es decir, tiene cromosomas iguales en lugar de dos. En este caso sería trisomía 18 (síndrome de Edwards), trisomía 21 (síndrome de Down) y trisomía 13 (síndrome de Patau).
- Ductus venoso o medición del flujo sanguíneo: el ductus venoso es un segmento de la vena umbilical antes de llegar al corazón fetal. Cuando presenta un flujo sanguíneo anormal hace sospechar una enfermedad cardiaca o cromosómica.
La confirmación de la presencia o no de cualquier tipo de alteración cromosómica o cardiaca requiere una serie de exámenes complementarios como la amniocentesis o una muestra de vellosidades coriónicas para llegar al diagnóstico definitivo.
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