Diferentes factores ambientales como el cambio de horario, el aumento de la temperatura, los cambios de presión atmosférica y de humedad, las horas de luz o la alergia al polen, hacen que nuestro organismo pase por un proceso de adaptación que suele durar un par de semanas y que afectan a lo que se conoce como astenia primaveral.
La astenia primaveral no es una patología sino una serie de síntomas variados de carácter transitorio y que aparecen en algunas personas al pasar del invierno a la primavera, notando una serie de síntomas generales como fatiga, somnolencia durante el día o aturdimiento, entre otros.
De manera general, a medida que se alargan los días en primavera, nuestras hormonas sufren un desequilibrio, comenzamos a producir más endorfinas, testosterona y estrógeno lo que se traduce en más gasto energético interno para reajustarlo. Esto unido a que la presión arterial fluctúa hace que nos sintamos más agotados física y mentalmente, por lo que se reduce la capacidad para trabajar e incluso de realizar las tareas más sencillas de la vida diaria.
Síntomas de la astenia
La astenia primaveral afecta más a mujeres que a hombres y más a niños y ancianos. Nuestro organismo se manifiesta con los siguientes síntomas:
- Cansancio y somnolencia durante el día e insomnio por la noche
- Alteraciones del sueño, dificultades para conciliarlo o sueño no reparador
- Ansiedad
- Tristeza sin causa aparente
- Irritabilidad y cambios en el estado de ánimo
- Desmotivación
- Pérdida del apetito y apatía
- Falta de energía
- Cefalea y malestar general
- Disminución de la libido o del deseo sexual
- Falta de concentración o pérdida de memoria
- Baja presión arterial
Tratamiento
La astenia primaveral es una alteración considerada leve por lo que no requiere de un tratamiento farmacológico pero sí una serie de remedios que consisten en cambiar nuestros hábitos y rutinas.
Lo primero es ser conscientes de su existencia y cuando llegue la primavera, saber que es normal sentirnos cansados y desmotivados, de esta manera sabremos actuar en consecuencia sin darle mayor importancia. Para ello, nos centraremos en la dieta, el descanso y la actividad física.
- La dieta: la alimentación nos puede ayudar a frenar los síntomas. Debe ser equilibrada y variada, evitando los alimentos procesados y exceso de azúcares. Aumentar el consumo de legumbres, verduras, cereales, frutas y reducir el consumo de origen animal como carne, pescado y huevos. El desayuno será completo, la comida equilibrada y la cena ligera y con un tentempié a mediodía y merienda. Beber agua, al menos 6-8 vasos para mantenernos hidratados y evitar las bebidas excitantes. También se pueden recurrir a suplementos vitamínicos que nos aporten energía.
- Descanso: respetar las horas de sueño y evitar las bebidas con cafeína para que no nos dificulten el descanso nocturno. Ante el cambio de horario, nos marcaremos un horario para asegurar las horas de sueño. No utilizar ordenadores ni móviles al menos un par de horas antes de dormir para evitar que el cerebro se active antes del descanso. Realizar ejercicio ligero por la tarde como pasear al menos media hora consigue que mejoremos anímicamente y nos deje descansar adecuadamente por la noche.
- Actividad física: el ejercicio físico realizado por el día y de manera moderada eleva nuestro estado de ánimo y favorece la producción de determinados neurotransmisores y hormonas. También produce endorfinas, provocando sensación de placer y relajación.
Astenia primaveral infantil
Como ya hemos comentado, la astenia primaveral también afecta a los niños y de la misma manera se trata de un proceso de adaptación transitorio. El aumento de horas de luz afecta a los ritmos circadianos hasta que el organismo de los niños se adapta, no solo al cambio de luz sino también al de temperatura.
No todos los niños presentan síntomas y, cuando aparecen, estos son de carácter leve y desaparecen en 2 o 3 semanas, hasta que el calor se hace más evidente. Aunque también se pueden acentuar por situaciones de estrés como exámenes o problemas familiares.
Los síntomas que aparecen son parecidos a los de los adultos y pueden ser:
- Cambios de humor, pueden estar más irritados, tristes o malhumorados
- Cansancio que se manifiesta porque bostezan con más frecuencia
- Pérdida de apetito
- Les cuesta conciliar el sueño
Los remedios caseros para ayudar al niño a superar esta fase mejor pueden ser:
- Animarle a realizar algún deporte que le mejorará el estado de ánimo, le aportará más energía y le ayudará a dormir mejor. Aprovechar que los días son más largos para estar más tiempo al aire libre y tomar el sol.
- Facilitar un descanso nocturno de unas 10 horas.
- Dieta equilibrada con frutas y verduras, alimentos energéticos como frutos secos, legumbres y chocolate.
- Asegurar una buena hidratación con agua y zumos.
- Llevar una rutina en cuanto a horario de comidas, juegos, baño e ir a dormir.
Con Nara puedes resolver este tipo de cuestiones de la mano de profesionales a través de la videoconsulta médica que incluyen nuestros seguros de salud individuales, familiares e infantiles, y el Plan Vida Sana. Es un servicio sin coste adicional y sin límite de consultas que te hará el día a día más fácil.