El hierro es una parte importante de la sangre y es necesario para producir hemoglobina, que es una proteína de los glóbulos rojos encargados de transportar oxígeno a diferentes partes del cuerpo. El hierro es un mineral esencial para el desarrollo y crecimiento del cuerpo. El organismo no produce hierro, por lo que debe ser aportado por los alimentos.
Además del hierro, es necesaria la vitamina B12 y el ácido fólico para mantener un número adecuado de glóbulos rojos y una hemoglobina con niveles normales.
Durante el embarazo, la mujer aumenta hasta casi un 50% la cantidad de sangre en su cuerpo y eso conlleva un descenso en los niveles normales de hierro, apareciendo la anemia. La anemia es una complicación que puede llegar a afectar al 95% de las embarazadas. Hay diferentes tipos de anemia durante el embarazo:
- Anemia ferropénica: es la más frecuente y se debe a la falta de hierro. Al aumentar las necesidades de hierro no siempre se cubren con la alimentación, siendo necesario un aporte en forma de suplemento diario durante unos meses, siendo recomendable seguir una temporada después del parto.
- Anemia fisiológica del embarazo: aparece en el segundo trimestre del embarazo pero no requiere tratamiento.
- Anemia megaloblástica: se debe al déficit de ácido fólico o de vitamina B12. Es menos frecuente. Es muy importante suplir esta carencia con alimentación y suplementos de manera continua, ya que este déficit de vitaminas puede originar defectos congénitos en el bebé como la espina bífida. Es muy común recomendar a las mujeres que desean quedar embarazadas que tomen suplementos de ácido fólico antes de la concepción y durante el primer trimestre de embarazo.
La importancia del hierro durante el embarazo
Como ya hemos comentado, el hierro es fundamental para una correcta oxigenación de los tejidos e indispensable para producir hemoglobina para transportar el oxígeno a diferentes partes del organismo. La falta de hierro produce cansancio, debilidad, falta de concentración, desánimo y mayor riesgo de padecer infecciones y anemia.
Durante el embarazo, la madre suministra sangre y oxígeno al feto para que pueda crecer y desarrollarse, por ello la demanda de hierro aumenta de manera considerable, casi del 50%.
El hierro necesario durante el primer trimestre es de 0.8 mg/día y en el segundo y tercer trimestre aumenta hasta los 6.3 mg/día. De ahí que pueda aparecer anemia que, si no se trata, puede producir complicaciones como bebés con bajo peso al nacer o partos prematuros.
¿Cómo podemos aumentar los niveles de hierro?
Durante el embarazo, se puede prevenir la anemia a través de la ingesta de alimentos ricos en hierro. Existen dos tipos de hierro:
- Hierro hemo: se obtiene a través de los alimentos de origen animal como la carne, pescado y otras fuentes de proteínas animales. Son de fácil absorción.
- Hierro no hemo: también llamado vegetal. Se obtiene de los vegetales, fruta, frutos secos, legumbres y semillas. El organismo tarda en transformarlo en una sustancias útil.
- Suplementos de hierro: siempre deben estar indicados y supervisados por el médico, ya que, un exceso de hierro es perjudicial y están asociados con problemas de preeclampsia, eclampsia, crecimiento intrauterino retardado e hiperviscosidad sanguínea.
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