Llamamos disfagia a la dificultad para tragar, indicativo de la existencia de algún problema en el tránsito de la comida desde la boca hasta el estómago. Esto se traduce en que el proceso de mover los alimentos o líquidos hasta el estómago requiere más tiempo y esfuerzo. En muchas ocasiones puede producir dolor y, en algunos casos, la deglución es imposible.
La disfagia puede presentarse a cualquier edad y se calcula que, de cada 100.000 habitantes, 25 presentan problemas de disfagia, siendo 1,5 veces mayor la incidencia en varones que en mujeres, especialmente a partir de los 70 años.
Los síntomas que produce pueden ser:
- Dolor al tragar
- Imposibilidad de tragar
- Sensación de que la comida se queda atascada en la garganta, pecho o detrás del esternón
- Babeo
- Ronquera
- Regurgitación
- Acidez de estómago frecuente
- Pérdida de peso
- Tos
- Arcadas al tragar
Causas de la disfagia
Teniendo en cuenta que para tragar los alimentos se necesitan alrededor de 50 pares de músculos y nervios, las causas pueden ser muy variadas.
Entre las posibles causas pueden citarse:
- Causas orofaríngeas (desde la cavidad oral hasta el esfínter superior del esófago):
- Enfermedades que afectan a la cavidad oral o faringe como faringitis, amigdalitis y candidiasis
- Divertículos: pequeñas bolsas que se producen en el esófago donde se quedan atrapados restos de alimentos, creando dificultades para tragar, tos y regurgitación de alimentos
- Enfermedades neurológicas como Párkinson, esclerosis múltiple o lesiones cerebrales
- Cáncer faríngeo
- Radioterapia para tratar tumores que pueden inflamar los tejidos de esa zona
- Problemas óseos que pueden causar bloqueo mecánico del bolo alimenticio
- Ingesta de cáusticos, voluntaria o accidental, causando quemaduras en el tejido
- Causas esofágicas (desde el cuerpo del esófago hasta la entrada del estómago o cardias):
- Cáncer o tumores en la zona del estómago y esófago
- Mal funcionamiento de la movilidad esofágica
- Hernia de hiato
- Enfermedades que afectan directamente al esófago como acalasia, esclerodermia, reflujo gastroesofágico, etc.
- Radioterapia en esa zona que causa inflamación o estenosis
Tratamiento para la disfagia
El tratamiento de la disfagia depende de la causa que lo motiva y, en cualquier caso, evitar que empeore, buscando siempre una mejora de los síntomas.
Cuando la causa es por una infección, el uso de antibióticos es efectivo. Cuando es por acidez estomacal o reflujo se recomienda el uso de medicamentos que reduzcan la acidez y así evitar el rechazo de los alimentos.
Para el tratamiento de estenosis o acalasia se hacen dilataciones esofágicas a través de una endoscopia.
Si la causa es neurológica, son muy eficaces las terapias motoras que permiten al paciente poder superarla.
Cuando la disfagia es muy severa puede llegar a ser necesaria la colocación de una sonda nasogástrica (sonda fina de la nariz al estómago) o una sonda gástrica (gastrectomía) a través del abdomen para poder alimentar al paciente con un alimentación adaptada.
Consejos para las personas que sufren de disfagia
Cuando existe un problema de deglución se debe acudir al médico que realizará un estudio y seguimiento para valorar cuál es la causa.
Pero, además, se pueden seguir una serie de consejos para cambiar los hábitos alimentarios que ayuden a aliviar los síntomas como, por ejemplo:
- Ingerir alimentos suaves y blandos
- Hidratar los alimentos secos con caldo, leche o mantequilla
- Hacer un puré con la comida que se vaya a ingerir
- Espesar los líquidos para que sean más fáciles de tragar y así evitar atragantamientos por medio de gelatinas, cereales de arroz o espesantes ya preparados y de venta en farmacias
- Ingerir alimentos fríos o a temperatura ambiente para reducir o evitar la aparición de dolor
- Cortar en trozos pequeños la comida y asegurarse de masticar bien y lentamente
- Evitar alimentos que requieran una difícil masticación
- Procurar estar bien sentado y recto (90º) y la cabeza ligeramente hacia adelante cuando se coma o beba
- Tratar de estar incorporado hasta unos minutos después de haber ingerido alimentos
- Consumir alimento con alto contenido en proteínas y calorías cuando hay pérdida de peso
- Evitar alimentos secos, ásperos y duros
- Tomar suplementos nutricionales
- Probar alimentos de diferentes texturas y evitar las que nos dificulten la deglución
- Evitar la sequedad de boca y garganta
- No hablar mientras se está comiendo
- Tragar en varias ocasiones la comida hasta asegurar que ha pasado hacia el estómago
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