El estado de calma interior es aquel modo de funcionamiento privilegiado que nos ayuda a conectar nuestro corazón, a estabilizar mente y emociones y a aumentar nuestra capacidad de razonar y ver las cosas con claridad.
El corazón actúa como sede de las emociones y, por el contrario, el cerebro es la sede de la razón. Una de las ventajas de conectar el cerebro con el corazón es lograr un estado de alineación o “calma interior”.
Entre las técnicas para mantener la calma y evitar el colapso están:
- Separar el estímulo de la respuesta: no dejar que acontecimientos u otras personas influyan en nuestras emociones o estado mental. Debemos saber que tenemos el control y nadie puede hacernos estar tristes, enfadados o nerviosos. Una vez reconozcamos que esas pueden ser las respuestas a cada situación y podamos tomar posesión de las propias emociones, seremos capaces de seleccionar las más apropiadas para cada circunstancia.
- Las emociones están conectadas a un recuerdo, por lo que se sentirá esa primera sensación cada vez que aparezca, pero, si podemos crear nuestro propio desencadenante, es decir, cuando vuelva a aparecer ese recuerdo lo anclamos a otro en nuestra memoria, podremos desencadenarlo voluntariamente la próxima vez. Por ejemplo: un anclaje sería usar el pulgar de una mano para acariciar con suavidad la muñeca contraria y cada vez que tengamos esa situación estresante lo utilizaremos para desencadenar esa respuesta de paz y tranquilidad.
- Cambiar las lentes: ver la situación desde diferentes perspectivas o “lentes” y explorar nuevas fuentes de solución:
- Gran angular: nos preguntaremos a nosotros mismos cómo de importante es esa situación, qué ocurre en nuestra vida o donde encaja lo que está pasando.
- Lente de visión trasera: nos preguntaremos cuándo ocurrió esta situación en el pasado y cuál fue el resultado, como se manejó entonces y cómo salió adelante.
- Lente de visión delantera: pensar cómo nos sentiremos al día siguiente respecto al problema. Hay que mirar al futuro para comprobar cómo de importante es ese asunto para uno mismo.
Mantener la calma ante una provocación
El conflicto es una parte inevitable de la vida y podemos abordar la situación de la siguiente manera:
- Respirando profundamente, ya que las respiraciones suaves y profundas cesan la producción de la adrenalina y el cortisol.
- Concentrándose en nuestro cuerpo, porque cuando empieza a tensarse debemos devolverlo a la posición de estado neutral, relajar los hombros y las manos. Esta posición comunica positividad y ayuda a relajar el conflicto.
- Escuchando activamente, para obtener la máxima información y así poder elaborar una respuesta inteligente.
- Haciendo preguntas abiertas utilizando siempre palabras como “qué”, “por qué”, “cuándo” y “cómo”.
- Manteniendo la voz baja para transmitir calma y rebajar la ira del otro.
- Atendiendo a lo que se conoce como “acuerdo en el desacuerdo”, pues no todos los conflictos acaban amistosos, pero se puede terminar desentendiéndose cortésmente de la conversación.
Mantener la calma ante situaciones difíciles
No es sencillo mantener la calma en una situación difícil pero, con práctica y dedicación, se puede llegar al autocontrol y no perder los nervios:
- Realizar respiraciones controladas. Es una de las formas más eficientes para calmarnos.
- Desviar los pensamientos. Los pensamientos son los peores enemigos, por lo que debemos apartarlos y dejar paso a otros más relajantes que nos ayuden a recuperar el control.
- Identificar las causas del estrés. Hay factores que pueden aumentar la situación de estrés como son los cambios hormonales.
- Saber manejar nuestro cuerpo para evitar la tensión muscular, el lagrimeo o aceleración del ritmo cardiaco, entre otros. Para ello, relajamos hombros y brazos.
Mantener la calma bajo presión
Cuando nos enfrentamos a situaciones de presión como es un examen, hablar en público o una entrevista de trabajo, nuestra voz suena temblorosa, nos sudan la manos, el corazón se acelera o incluso nos quedamos con la mente en blanco.
Para combatir esta situación de estrés podemos hacer:
- Respirar profundamente: para controlar el sistema nervioso y que el cerebro cambie el mensaje de “peligro” por “todo va a ir bien”.
- Tararear: porque, según los estudios, tararear cualquier canción o sonido estimula el nervio vago que controla los actos involuntarios del organismo, y ayuda a mantener el ritmo normal del corazón.
- Concentración: hacer solo una cosa para mantener el cerebro conectado y sereno. El llamado “proceso de pensamiento” es utilizado por los entrenadores para ayudar a los atletas y consiste en dividir la tarea en partes pequeñas, encerrar en un círculo lo que se debe hacer a continuación y olvidarse de las otras tareas hasta que llegue su momento.
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