La salud ocular es muy importante y, en nuestro día a día, nos enfrentamos a múltiples actividades que le pueden afectar y alterar la tensión ocular como son los ordenadores, las pantallas de móvil o el estrés.
Es importante contar con un buen estado de salud general, llevar una alimentación equilibrada y evitar hábitos nocivos como el tabaco. Debemos proteger el sentido de la vista protegiendo los ojos del sol, de las pantallas de ordenador y móviles, del polvo o de pequeños golpes en la zona ocular.
La prevención es el mejor aliado que tenemos para mantener una buena salud ocular.
A través de las revisiones oftalmológicas periódicas podemos frenar el desarrollo de patologías oculares y diagnosticar las que cursan sin síntomas.
Se recomiendan las revisiones oftalmológicas desde la infancia y en otros grupos de población para no tener que esperar a la aparición de síntomas y daños irreversibles. La edad, el estilo de vida y nuestro historial médico así como los antecedentes familiares, afectan y determinan la frecuencia con la que debemos someternos a esas revisiones periódicas.
Según estudios recientes, el 80 % de los casos de cegueras que existen en la actualidad se podrían haber prevenido, evitado o tratado con las revisiones periódicas de la vista.
La importancia de una buena salud ocular
Una buena salud ocular es esencial, ya que la vista aporta un 80 % de la información que recibimos del entorno pero, sobre todo, nos conecta con el mundo y con lo que apreciamos.
La salud visual es esencial para aprender, desplazarse, trabajar, conducir y desarrollarse socialmente. Debemos aprender a gestionarla como un capital a proteger y cuidarla en función de la edad, modo de vida o actividades que realizamos.
Los ojos son la base del sentido de la vista y uno de los órganos más complejos y delicados de nuestro cuerpo. A través de ellos mostramos nuestras emociones, sentimientos más sinceros y tienen el poder de aportar confianza, son capaces de convencer, disimular y hasta seducir.
Enfermedades que pueden afectar a la vista
Mientras que algunos problemas son inocuos y transitorios, otros pueden ser crónicos y comprometer seriamente la visión.
Las enfermedades oculares más frecuentes son:
- Errores de refracción: miopía, astigmatismo, presbicia e hipermetropía son las más frecuentes y ocupan los primeros puestos en la lista de patologías oftalmológicas. No son consideradas enfermedades, pero sí deficiencias que se producen cuando el ojo no puede enfocar la luz sobre la retina con nitidez, derivando en visión borrosa, dificultad para ver objetos de cerca y dolores de cabeza.
- Cataratas: el cristalino se nubla e impide una correcta visión.
- Trastorno del nervio óptico como el glaucoma: la presión del líquido que se encuentra dentro del ojo aumenta y lesiona el nervio óptico.
- Degeneración macular: destruye la agudeza de la visión central.
- Enfermedades de la retina: problemas con los nervios de la parte posterior del ojo.
- Problemas oculares asociados a la diabetes, que dañan a los vasos sanguíneos y el cristalino del ojo afectando a la visión y pudiendo llegar a provocar ceguera.
- Conjuntivitis: infección de la conjuntiva.
¿Cómo cuidar la vista?
No tener una buena rutina de cuidado visual puede tener consecuencias graves en la salud de nuestros ojos. Debemos seguir una serie de hábitos del día a día para un buen cuidado ocular.
- Dormir bien: en muchos casos, la fatiga visual está relacionada con la falta de sueño. Por lo que dormir un mínimo de 8 horas nos ayuda a que los ojos estén más hidratados y listos para afrontar la jornada.
- Descansar la vista: siguiendo la regla del 20-20-20 conseguimos que la vista descanse, evite la fatiga visual y no se nos sequen los ojos, en especial cuando se trabaja con ordenadores. Consiste en apartar la vista de nuestro campo de visión cada 20 minutos y mirar 20 segundos a una distancia de más de 20 pies (6 metros).
- Llevar una dieta sana y equilibrada con vitaminas A, C y E, minerales como el zinc y selenio y ácidos omega 3: para el cuidado de la retina y prevenir el envejecimiento de las estructuras oculares.
- Utilizar gafas de sol todo el año: para evitar los efectos nocivos del sol presentes, incluso en invierno.
- Evitar frotarse los ojos: para no lesionar la córnea y nervio óptico o evitar infecciones.
- Hidratar los ojos: bebiendo agua, parpadeando de manera frecuente y utilizando gorras humectantes que evitan la sequedad ocular.
- Cuidar la iluminación: para evitar la fatiga visual.
- Pasar tiempo al aire libre: para desarrollar habilidades visuales y potenciar la agudeza visual lejana.
- No excederse con el uso de las lentillas: está asociado a intolerancias, infecciones y úlceras superficiales.
Los chequeos y revisiones periódicas son muy importantes para detectar enfermedades oftalmológicas. Además, unos hábitos de vida saludable son imprescindibles para prevenir estas enfermedades para las que, en ocasiones, existe una predisposición genética. Con nuestros seguros de salud familiares, individuales e infantiles tienes incluido Plan Vida Sana, que cuenta con todo tipo de pruebas complementarias relacionadas con la oftalmología, a precios especiales en los mejores centros y clínicas.