El estrés es un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación percibida como desafiante. Es un mecanismo de defensa del cuerpo que activa el sistema nervioso y libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, provocando ciertas reacciones físicas y mentales para enfrentarse a ese desafío.
No obstante, el estrés no se considera negativo hasta que no se produce un desgaste importante en el organismo. Cuando no se recupera la energía o recursos gastados, el estrés comienza a ser perjudicial.
El estrés puede ser agudo, si ocurre en situaciones de corto plazo. O crónico, cuando la exposición a factores desafiantes es prolongada en el tiempo.
Hay múltiples factores que pueden provocar estrés, los más comunes son:
- Problemas laborales
- Problemas familiares o de pareja
- Problemas académicos
- Problemas financieros
- Enfermedades graves
- Cambios importantes en la vida
Síntomas de estrés
El estrés puede provocar distintos síntomas en función de cada persona, pudiendo ser físicos y/o emocionales. Entre los más habituales destacan:
- Dolor de cabeza
- Fatiga
- Problemas digestivos, como diarrea o estreñimiento
- Tensión muscular, especialmente en cuello y espalda
- Problemas para dormir
- Problemas en la piel, como acné o erupciones
- Cambios en el peso
- Ansiedad
- Irritabilidad
- Agobio
- Dificultad para concentrarse
- Cambios de conducta
- Tristeza
- Depresión
Cómo desestresarse: técnicas y remedios
Existen distintas técnicas que pueden ayudar a reducir el estrés y a restaurar el bienestar mental y físico. Algunas de ellas las detallamos a continuación:
- Técnicas de respiración: una respiración profunda y controlada ayuda a relajarse.
- Meditación: la práctica de meditación o mindfulness ayuda a centrar la mente y reduce la ansiedad.
- Ejercicio físico: una actividad física realizada de forma regular libera endorfinas y tensiones y reduce el estrés.
- Dormir bien: mantener un horario de sueño regular y descansar lo suficiente es clave para manejar el estrés.
- Hobbies y sociabilización: realizar hobbies o actividades, especialmente los relacionados con la creatividad como pintar o tocar música, así como hablar con amigos y socializar, son formas efectivas para canalizar el estrés.
- Aromaterapia: tomar baños calientes de aceites esenciales ayuda a relajar los músculos y reducir el estrés.
- Técnicas de organización: planificar y organizar las tareas diarias reduce la sensación de desbordamiento y, por tanto, el estrés.
- Dieta equilibrada: llevar una dieta saludable y equilibrada proporciona los nutrientes necesarios para que el cuerpo y cerebro funcionen de manera óptima, por lo que también contribuye al bienestar físico y mental.
- Terapia psicológica: buscar apoyo profesional ayuda a aliviar la carga emocional, a ayudarte a lidiar con situaciones que no se pueden cambiar y a adoptar una postura más positiva ante los problemas.
Relación entre el estrés y las enfermedades crónicas
El estrés crónico puede llegar a tener un impacto significativo en la salud y en la calidad de vida de la persona y estar relacionado con el empeoramiento de enfermedades crónicas.
- Enfermedades cardiovasculares: personas que padecen alguna enfermedad cardiovascular pueden ver aumentado sus niveles de colesterol y la presión arterial por un estrés prolongado, lo que puede hacer aumentar el riesgo de infartos o accidentes cardiovasculares.
- Problemas digestivos: el estrés crónico contribuye a trastornos gastrointestinales como el síndrome de colon irritable y úlceras.
- Diabetes: el estrés eleva el cortisol y puede afectar a los niveles de glucosa en sangre y descontrolar la diabetes.
- Obesidad: el cortisol también aumenta las ganas de comer y favorece la acumulación de grasa y obesidad.
- Trastornos del sueño: el estrés prolongado se relaciona con el insomnio y a su vez puede agravar las enfermedades crónicas.
- Enfermedades autoinmunes: enfermedades como la artritis o el lupus pueden ser agravadas al verse debilitado el sistema inmunológico por el estrés.
Cómo el estrés afecta a la salud física y mental
El estrés crónico puede afectar negativamente a la salud física y mental. Al afectar a los sistemas cardiovascular, inmunológico y digestivo, puede empeorar o desencadenar condiciones médicas como migrañas, hipertensión y otras enfermedades relacionadas con esos sistemas del cuerpo.
También puede exacerbar trastornos como la ansiedad o la depresión e incluso desencadenar ataques de pánico o crisis nerviosas.
Por todo ello es tan importante prevenir el estrés y aprender a gestionarlo a través de diferentes técnicas de relajación y con una buena red de apoyo social.
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