Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo extremo, acompañado de síntomas físicos y psicológicos intensos, sin una amenaza real aparente.
Los ataques de pánico no ponen en riesgo la vida, sin embargo, pueden ser debilitantes y afectar de manera significativa a la calidad de vida de la persona que lo padece.
Síntomas de los ataques de pánico
Los ataques de pánico pueden aparecer en cualquier momento, presentando generalmente alguno o varios de estos síntomas:
- Palpitaciones
- Dificultad para respirar
- Sudoración
- Temblores o escalofríos
- Mareos
- Dolor en el pecho
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Calambres abdominales
- Miedo a perder el control
- Sensación de desconexión del entorno
- Miedo a morir
- Sensación de peligro
Tipos de ataque de pánico
Los ataques de pánico pueden ser de diferentes tipos: aquellos que aparecen de forma inesperada, cuando no existe un desencadenante claro, o suceder en respuesta a situaciones concretas que causan miedo o estrés en la persona, como puede ser viajar en avión o hablar en público.
Los ataques de pánico pueden acabar diagnosticados como trastorno del pánico cuando los ataques de pánico aparecen de forma repetida y frecuente.
Tratamiento de los ataques de pánico
Las opciones de tratamiento para los ataques de pánico pretenden mejorar la calidad de vida de la persona y tratar de reducir la intensidad y frecuencia de estos ataques.
La psicoterapia y la terapia cognitivo-conductual suelen ser las primeras opciones de tratamiento efectivo, para ayudar a comprender y controlar los ataques.
También es recomendable aprender técnicas de manejo de la situación, mediante respiración diafragmática y meditación.
Se debe evitar el consumo de estimulantes como la cafeína y el alcohol, mantener una rutina de sueño adecuada, realizar ejercicio físico y reducir el estrés diario a través de actividades relajantes.
Por último y especialmente en los casos recurrentes, puede ser preciso tratamiento farmacológico a base de antidepresivos o ansiolíticos.
Para manejar un ataque de pánico, lo primero que se debe hacer es reconocer la situación y recordar que no se está en peligro. Controlar la respiración inhalando de forma profunda y exhalando de forma lenta y buscar apoyo de algún profesional o persona de confianza.
En Nara, con nuestros seguros individuales, familiares e infantiles, cuentas con el servicio de chat en psicología para que siempre que lo necesites puedas plantear tus dudas e inquietudes a un especialista. Además, estos seguros incluyen entre sus coberturas 15 sesiones gratuitas de psicología con los profesionales de nuestro cuadro médico.