La psoriasis o enfermedad psoriásica es una dolencia crónica del sistema inmunológico que afecta tanto a la piel como a las articulaciones. No es contagiosa y se desconoce el origen, pero sí hay una predisposición genética, antecedentes familiares y factores ambientales y externos como son los golpes, infecciones o estrés que pueden desencadenar la enfermedad. En la piel, se conoce como psoriasis y, en las articulaciones, artritis psoriásica.
En España afecta al 2% de la población y aparece generalmente entre los 15 y 35 años, y puede manifestarse a lo largo de nuestra vida con diferente intensidad. La psoriasis provoca manchas rojas, picor y descamación de la piel y, en las articulaciones, dolor articular, inflamación y dificultad de movimiento.
La psoriasis empieza en los linfocitos T del sistema inmune que se activan de manera indebida, provocando respuestas celulares como la proliferación y dilatación de vasos sanguíneos con un recambio celular de la epidermis cada 4 días y no de 30 días como en las demás personas. Esto hace que se acumulen en la superficie de la piel placas de piel gruesa, descamada y rojiza que producen picor e incluso dolor.
Como muchas enfermedades crónicas, cursa con brotes que pueden durar semanas o meses para después disminuir e incluso remitir.
Factores desencadenantes de la psoriasis
Como ya hemos comentado anteriormente, se desconocen las causas exactas de la psoriasis, pero sí hay una serie de factores que pueden desencadenar esta patología en aquellas personas predispuestas genéticamente y, si ya tienen psoriasis, es posible presentar un brote.
- Factores genéticos: pueden producirse casos de psoriasis en varios miembros de la familia y en algunos casos de manera precoz e intensa.
- Infecciones: pueden activar una respuesta inmunológica a las personas predispuestas y desarrollar una psoriasis, en este caso serían las producidas por infecciones estreptocócicas y por VIH.
- Fármacos: ciertos medicamentos como antihipertensivos, sales de litio, antimaláricos o betabloqueantes pueden provocar brotes o agravar las lesiones.
- Traumatismos: las lesiones de la psoriasis pueden cronificar en las zonas de roce espontáneo o por el rascado.
- Estrés o tensión emocional: puede causar aparición de lesiones o empeoramiento de las ya existentes.
- Alcohol: aumenta el riesgo de padecer psoriasis en las personas predispuestas.
- Tabaco: puede ser el desencadenante de la enfermedad.
- Obesidad: la psoriasis es más grave y frecuente en las personas con sobrepeso porque la obesidad promueve la inflamación.
- Factores ambientales: con el clima de invierno la psoriasis empeora debido a la sequedad del ambiente, la escasa luz solar y el frío, mejorando durante el verano.
Tratamiento para la psoriasis
El tratamiento de la psoriasis va dirigido al control de los síntomas y a evitar la infección. Como tratamientos opcionales podemos contar con diversos tipos:
- Tratamientos tópicos: suelen ser geles, cremas, espumas, champús y lociones cuyos principios activos son corticoides, vitamina D, retinoides, compuesto con sustancias como el alquitrán o antralina. Deben ser prescritas por el dermatólogo. Generalmente se aplican en psoriasis leve o moderada.
- Tratamientos generalizados: se emplean en psoriasis moderadas o severas y son medicamentos que inhiben la respuesta inmunitaria defectuosa del organismo.
- Fototerapia: se utiliza en psoriasis moderada y severa y consiste en la exposición de los pacientes a radiaciones UVA o UVB que tienen efecto antiinflamatorio, mejorando el estado de la piel. La fototerapia se puede combinar con tratamientos tópicos o sistémicos simultáneamente.
Otros tratamientos serían las recomendaciones a seguir por los pacientes con psoriasis como es procurar una higiene adecuada para evitar que la piel sufra infecciones que favorezcan la aparición de lesiones nuevas o desencadene un brote.
- Se deben utilizar productos con avena, ya que mejoran la sensación de sequedad y picor por su efecto relajante y evitar productos irritantes (PH 4,5 y 5,5).
- No restregar ni frotar la piel sino que se debe secar suavemente.
- No aplicar perfumes y colonias sobre la piel.
- Llevar una correcta higiene y cuidado de las uñas.
- Mantener la piel hidratada.
- Evitar prendas de lana y de fibras artificiales.
- Controlar el peso y evitar la obesidad.
- Informar de la enfermedad antes de tomar determinados medicamentos.